Y el gusano se convirtió en mariposa

Había una vez un pequeño ser que se sentía cada vez más desdichado. Navegaba todas las noches por sus sueños, lo que quería llegar a ser, a dónde quería ir y como lo quería lograr. Repasaba los recursos que poseia, las herramientas que podría usar y las dificultades que tendría que enfrentar y resolver para lograr su objetivo.

Este ser esperaba cada noche a que la Luna fuera la único testigo de sus sueños y aspiraciones. Le daba vergüenza reconocer su objetivo, ya que necesitaba la aprobación de los demás para sentirse con fuerza de llevar a cabo sus deseos.

¿Cuál era su objetivo?.. Este pequeño ser quería VOLAR.. Pero claro, se miraba cada día ante el espejo y veía un cuerpo sin abismo de gratificarle su deseo más grande. Ya había comentado este deseo a su entorno más próximo pero solo habia recibido burlas. Nadie confiaba en que lo fuera a conseguir, ni siquiera él mismo.

Pero un día cualquiera, el pequeño ser se levantó con ganas de comerse el mundo, con ganas de lograr su objetivo a base de constancia, trabajo y totalmente motivado, sin importarle lo que los demás pensaban. Si estaba loco, que la locura fuera el testigo de sus esfuerzos y sus intentos.

Y asi fueron pasando los días, lluvia, frío, caídas y más caidas. Pero en ningún momento este ser dudó de sus posibilidades y de que todo trabajo obtendría su recompensa.

Y llego el día en que todos los obstáculos que había tenido que saltar y rodear obtuvieron sus frutos. Ahí estaba ese ser, convertido en mariposa con unas grandes alas para sobrevolar el mundo que tanto había soñado en sus noches en desvelo. Y todos los demás lo miraban incrédulos y con gesto de «yo sabía que lo iba a conseguir».

Caer y levantarse, esa es la clave. Creer en ti mismo, aunque nadie lo haga, nadar en contra de la corriente, con un objetivo claro y nunca abandonando la esencia que te lleve a conseguirlo.

Todo esfuerzo tiene su recompensa.

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